viernes, 28 de mayo de 2010

FIESTA EN LA COCINA

Fijaté, amigo mío, ayer estuve charlando con una amiga especial, una frágil mujer reencarnación de la primera civilización del mundo (espero que no te enceles)  que mencionó  la palabra fragilidad para referirse a ciertas personas que conocemos.
Se ha puesto de moda en mi entorno o yo la oigo por todas las partes: esto es frágil, esa es un mujer frágil, ese comportamiento denota cierta fragilidad.
¡Cúanto cristal de bohemia se mueve por el mundo! La única diferencia con tan preciado bien  es que nosotros vamos con nuestros pedazos rotos, mostrandolos consciente o incoscientemente. Una copa de bohemia rota es una oveja negra en su vajilla, pasa a mejor vida porque alguien la retira. Nosotros paseamos  la frafgilidad y el mundo nos acepta. Ser fragiles nos hace ser.
Y en convivencia y todo, nos empeñamos en ser vidreos transparentes interpretando ser ópacos, estatuillas de fina porcelana que figuran ser grandes moles de barro...Frágiles impostando un registro según la ocasión del personaje coherente que se nos exige.
Y esa es otra: la coherencia. Todo el mundo quiere ser coherente,  y además, no quiere ser frágil. ¡Ya somos gilipollas!  Claro, que no se te olvide que a los no imaginarios se nos da muy bien el negar la evidencia.
¿Recuerdas cuando estuvimos en esa fiesta de cumpleaños con regusto de otra época? Yo fui al servicio y te mande a que espiaras en la cocina. Las cocinas en las fiestas son uno lugares muy concurridos, allí se aposta lo primario en toda reunión grupal: comida y bebida fresquita.

 
Que interesante parte de guerra humana:  fragiles defendiendo su incoherencia en una mesita diminuta llena de restos y botellas obsequio.

 
Recuerdo tu resumen, por si tienes alguna corrección:


Un chico disfrazado de mamarracho. Dijiste: un moderno retro. Ocultando su fragilidad con una camisa imposible y unas gafas que aparentan intelectualidad, un don muy preciado al que los frágiles se agarran.

Una idiota (asi la llamaste) haciendo de vidente agarrada a una botella de licor morado. Cuanta fragilidad en el conjunto "idiota agarrada a la botella". Denotaba cierto espíritu salvador que te repugna. Perdonala, a mi también me sucede.Quizá lo de idiota fuera etimologíco y descubriste en ella a una mujer sola.

Un cínico intelectual que estudia el comportamiento de las ballenas, ya que los humanos le sobrepasan.Un niño de papá  listo pero vapuleado por la mano intrasigente de su progenitor.

Un hombre dos pasos detrás de su novia, novia nueva después de un divorcio sangriento. Novia nueva como si uno se renovará de madre en cada relación. Novia mamá para el niño maltratado por las mujeres.

La novia mamá,antes mencionada que quiere ser mejor que la malvada anterior que yacia con su novio.

Una adulta vestida como una adolescente, peinada como una señora con mechas, pintada para cazar, resentida del amor que intentaba ser interesante. Lo era, me dijiste. ¿Te gusto un poco, verdad? (Confieso que esto me genera cierta tristeza)

Alguien más del que no mencionaste. Quizá sea tu as en la manga o que estabas ya cansado de hablarme de humanidad.
Les preguntaste desde tu invisibilidad si eran coherentes ¡Que tramposo! Como te reiste cuando sin darse cuenta y llevados de tu mano poderosa que no se ve, pero se palpa entre el estomago y el corazón, uno a uno en su discurso dejo caer que lo más importante en la vida es ser coherente, que si yo intento ser coherente, que si el respeto es la base, que si yo soy, que si el otro es...
Todos querían ser amados. Fragiles que necesitan atención especial en su envio por la tierra.
Cuanta fragilidad cabe en una pequeña cocina una noche de fiesta y alcohol.
¡Cúanta cocina a gran escala es una empresa, una nación, un mundo!

No hay comentarios:

Publicar un comentario