-Es la hostia, te la metes ¿sabes? ...Bueno yo la esnifo...Es como...¿Cómo te diría yo? A mitad entre la cocaína y el extasis. Menudo subidón.
Me lo ha dicho con la espalda recta, mirándome a los ojos y enseñándome una cajita plateada con ribetes de cuero. Detecto un ligero tic en su mejilla, pero pueden ser los efectos de la luz sobre su rostro. No voy a pensar cosas raras. Sólo quiere ser importante, de nuevo (siento simplificar) busca amor.
-Lo mejor: es la leche de limpia. Click de tarjeta, click de ratón y a tu bolsillo.
Se rie.
-Limpia, jajaja. La compre en un anucio de sales de baño en internet, jajaja...Pero yo sabía, eh, no te vayas a creer ¿Lo entiendes?¡Limpia! ¡Sales de baño! Ja,ja,ja.¡Que bueno¡ ¿Verdad?
Me provoca ternura. Querido amigo, ya sabes de lo que peco. Es un fragil.
Me rebusco en mis bolsillos para encontrar la mia, digo, mi fragilidad. La tengo al alcance de la mano. Acaricio la mesa donde se posa mi gin-tonic. Ahora sé que me contará algo sobre la crisis en su trabajo. Va vestido para la ocasión y yo escucharé, fragilmente, porque llueve y no quiero salir de este tunel con música indie hasta el amanecer.
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